Quizás la palabra que más pueda definir esta situación sea sorpresa, estoy flipando, #nadieamialrededormecreehastaquemevee yujuuu!!!
La cosa es que hará, sin exagerar, 25 años que no pruebo el pepino y no es exactamente culpa de él sino del sabor del vinagre, no puedo, para mi es algo que no tiene explicación pero de un día para otro no soportaba el sabor ni el olor del vinagre, tan fuerte (jejje pero el café sin azúcar, claro que no es lo mismo ácido que amargo) que empezó a limitarme todos aquellos platos o ensaladas que lo llevaban, hasta tal punto que era capaz de olfatearlo a metros!
Y sin embargo desde que empezamos a recolectarlos en el huerto he empezado a mirarlos con otro ojos, jolín, con tantos ¿qué podemos hacer?
Uno de mis blogs de cabecera(Directo al paladar) me dio la respuesta... crema de pepino y menta italiana, de una maceta que me regalaron hace una semana y que huele como los ángeles (destino? casualidades de la vida? no sé no sé), ¡esto lo tengo que probar!
Y dicho y hecho! Aquí tenéis mi crema de pepino y menta y solamente puedo decir... que la he repetido 3 veces en 4 días... ¡¡porque me